VolverUn nuevo modelo de gestión
La compañía Spotify anunció el pasado viernes que pagará el mismo salario a los empleados que trabajan desde casa que a los que van a la oficina.
Esta decisión marca y pone de manifiesto un fenómeno que se ha convertido en algo habitual con los confinamientos provocados por la pandemia de Covid-19: trabajar desde casa.
Pero la cuestión es mucho más profunda y compleja que eso. La realidad es que desde hace tiempo existen nómadas digitales, trabajadores desplazados, freelancers, etc. que trabajan desde cualquier lugar, en cualquier momento, siempre que tengan un ordenador y conectividad.
Cabe entender, de entrada, que, cuando se implementa y controla adecuadamente, esta situación puede ser beneficiosa para todos: para el trabajador, porque tiene la comodidad de poder organizar su horario y agenda para ser más productivo, y para la empresa porque deja de tener costes de estructura, debido a que los equipos no consumen espacio, electricidad, etc.
Factores clave
Pero el factor clave aquí es la implementación y el control de esta práctica que, en muchos casos, es nueva, tanto para los empleados como para las empresas. Y con las nuevas prácticas siempre llegan retos que hay que tener en cuenta:
- Dificultad en conciliar los horarios y las tareas de los elementos que están dispersos, incluso en diferentes zonas horarias;
- Dificultad en controlar el trabajo realizado (muchas organizaciones están orientadas a trabajar por horas y no por tareas);
- Falta de apoyo o dificultad para aclarar las dudas, preguntas u obstáculos que surjan en el proyecto;
- Existencia de muchas tareas que no se realizan en un entorno digital;
- Necesidad de garantizar la seguridad, la fiabilidad y el acceso a la empresa desde el exterior;
- Necesidad de crear medios para el trabajo a distancia.
Desafíos
Estos son sólo algunos de los muchos retos que identificamos en los proyectos que hemos ejecutado. Nuestra experiencia demuestra que hay principios fundamentales para todas las organizaciones que consideran la posibilidad de continuar e incluso reforzar el trabajo a distancia:
- Planificar con los departamentos/equipos su funcionamiento (local, a distancia o de forma híbrida) a corto, medio y largo plazo;
- Definir claramente lo que se espera del trabajo de los equipos remotos, si es posible convirtiéndolo en tareas y especificando los plazos de entrega;
- Empezar a operar desde una perspectiva de deliverables en lugar de tareas o proyectos abiertos;
- Medir y controlar, preferiblemente con herramientas que permitan contabilizar las tareas o las horas trabajadas;
- Mantener una dinámica de reuniones, cortas pero más periódicas, para supervisar el trabajo, identificar cuellos de botella o bloqueos que impidan la correcta realización del trabajo;
- Invertir en seguridad tecnológica, por ejemplo, firewall, VPN, etc.
Estas son algunas de las decisiones más importantes que hay que tomar y que aseguran un mayor porcentaje de éxito en la implantación del trabajo a distancia en las organizaciones. No se olvide nunca de planificar al máximo y asegúrese de que la comunicación se lleva a cabo sin problemas.